UN ATESORAMIENTO DE DINEROS MEDIEVALES EN VALDUNQUILLO
(VALLADOLID)
por
RICARDO MARTÍN VALLS
Publicado en el Boletín Seminario de Estudios de Arte y Arqueología,
tomo XXX (1964)
Hacia 1928, en el "Pago del Conejo", término municipal
de Valdunquillo [1], aparecieron 703
monedas [2] dentro de una vasija debarro
que fue destruida. Se trata de un tesorillo de dineros medievales pertenecientes
a los siglos XIII y XIV, por lo que vamos a tratar de sus características
numismáticas y a fijar la fecha aproximada de la ocultación.
El hecho de que el hallazgo se haya realizado en Valdunquillo
no es extraño, por cuanto sabemos que este pueblo existía
en la Edad Media, como nos lo atestigua la donación que en 1126
hizo la condesa Dª Mayor de sus haciendas, que poseía en
Valdunquillo, a favor del Monasterio de Sahagún. Mas tarde, en
1192, se le denomina "Valle del Junquello", y posteriormente,
el 5 de marzo de 1368, Enrique II cede dicha villa a Alvar Pérez
de Osorio, de cuya familia pasó después a los Almirantes
de Castilla. Además, por su situación geográfica
al noroeste de la provincia de Valladolid, lindando ya con la de León
está cerca de una de las vías de comunicación más
importantes de la época medieval: El Camino de Santiago, con
el que se relacionan frecuentemente los hallazgos de monedas extranjeras
en los atesoramientos.
La clasificación de las 703 monedas puede hacerse con arreglo
a dos criterios: Uno siguiendo a Heiss, cuya clasificación expone
en su conocida obra Descripción General de las Monedas Hispano
Cristianos desde la Invasion de los Arabes; o bien, admitiendo las modificaciones
que recientemente han introducido los estudios de D. Felipe Mateu y
Llopis [3] y D. Pío Beltrán
[4]. De esta manera tenemos que de
las 703 monedas, siguiendo el primer criterio [5],
372 pertenecen a Fernando III, 2 a Sancho IV, 12 a Fernando IV y 316
a Alfonso XI. Aceptando el segundo criterio, 12 corresponderían
a Alfonso X, 2 a Sancho IV, 372 a Fernando IV y 316 a Alfonso XI.Sin
embargo, tanto se siga una clasificación como otra, el hecho
cierto es que las ultimas monedas que cronológicamente aparecen
en el atesoramiento son las de Alfonso XI: por lo tanto, podemos anticipar
que el tesorillo se enterró en un intervalo de tiempo que se
extiende entre 1312 y 1350, período que hemos de precisar mas
mediante el estudio de las acuñaciones de dineros de este último
monarca. Así pues, parece segura la clasificación de las
monedas de Sancho IV y Alfonso XI, no siéndolo tanto la de las
restantes piezas.
De los 703 dineros de vellón que componen el tesorillo,
12 son novenes de Alfonso X (o de Fernando IV, Según Heiss).
Todos ellos presentan un tipo característico con arreglo a la
siguiente descripcion. Anverso: MONETA CASTELLE. Castillo de tres cuerpos
con el central más alto, teniendo éste tres almenas, mientras
que en los otros no aparecen más que dos. El castillo, bajo el
cual esta el signo de ceca, se encuentra dentro de una orla, constituida
por ocho semicírculos cuyas intersecciones se marcan por puntos.
Todo ello dentro de una gráfila de puntos. Reverso: ET LEGIONIS.
León rampante a la izquierda dentro de una orla de siete semicírculos
y con iguales características que en el anverso.
Tan sólo una de las citadas monedas pertenece a
la ceca de Avila (A), cuya inicial carece de la tilde transversal. Tres
dineros son de la ceca de Burgos (B) y se caracterizan porque las intersecciones
de la orla del anverso no van marcadas por puntos; también hay
que destacar que la cruz del reverso va separada de la leyenda por tres
puntitos a cada lado. Uno pertenece a Cuenca(cuenco con pie) y también
aquí la leyenda del reverso va separada de la cruz por tres puntos.
Dos a León (L), cuya cruz del reverso va entre uno y dos puntos.
Dos a Sevilla (S), cuyas orlas no llevan puntos en las intersecciones,
en cambio la cruz del reverso aparece entre tres puntos. Dos a Toledo
(T), apareciendo tres circulitos que separan las dos palabras de la
leyenda del anverso y la cruz del reverso entre tres circulitos. Un
dinero, cuyo símbolo de ceca es ilegible, tiene las palabras
de la leyenda del reverso separadas entre sí y de la cruz por
tres puntítos; además, la torre central del castillo cuenta
con cinco almenas.
El estado de conservación es relativamente bueno.
Todas las piezas aparecen concrecionadas, habiendo desaparecido por
completo el tan característico brillo de la plata; sin embargo
tan sólo una de las dos monedas de la ceca de Toledo presenta
un estado de conservación excelente, hecho que no nos permite
suponer una emisión distinta para cada una de las dos monedas
de este taller, ya que la tipología de ambas es idéntica.
Los dos únicos cornados novenes que aparecen en
el tesorillo son de Sancho IV. Ambos son exactamente iguales. Anverso:
SANC-II REX. Busto del rey coronado a la izquierda. Todo dentro dc gráfila.
Reverso: CASTELLE LEGIONIS. Castillo con tres torres coronadas
con tres almenas las laterales y dos la central, entre las cuales sale
un vástago que sostiene una cruz, apareciendo a los lados una
H y una estrella de seis puntas. Todo ello dentro de gráfila.
Se trata, por tanto, de dos cornados novenes de la ceca de Murcia.
La conservación es buena; sin embargo ambas piezas
tienen concreciones y han perdido el brillo de la plata. Los relieves
de las figuras y leyendas están desgastados, aunque se pueden
identificar perfectamente.
De las 372 monedas atribuidas a Fernando IV, o a Fernando
III según Heiss, que aparecen en este tesorillo, 120 novenes
son de la ceca de Burgos, 31 de Cuenca, 13 de La Coruña, 63 de
Sevilla, 49 de Toledo, 72 llevan tres puntos y 24 son ilegibles o en
el lugar correspondiente al símbolo de la ceca aparecen signos
diversos. Como las variantes dentro de un mismo taller son considerables,vamos
a estudiar dichas monedas por cecas.
En la ceca de Burgos hay que considerar dos series, que
se distinguen por la inscripción del anverso. Dentro de la primera
tenemos: Anverso: F REGIS CASTELLE. Castillo de tres torres, la central
con tres almenas, un poco mas alta que las laterales que sólo
tienen dos, debajo el símbolo de la ceca B. El castillo aparece
dentro de una gráfila, y entre ésta y otra exterior se
desarrolla la leyenda citada. Reverso: ET LEGIONES. León a la
izquierda rodeado de una gráfila interior, y entre ésta
y la exterior la leyenda antedicha. Este primer grupo de monedas esta
constituido por 12 piezas, algunas de las cuales tienen las palabras
de sus leyendas separadas mediante dos puntitos; pero no de una forma
sistemática, sino un poco arbitrariamente, El segundo grupo está
integrado por 108 monedas, cuya tipología es similar a las anteriores;
pero la inscripción del anverso cambia, aquí es: F REX
CASTELLE. Dentro de ellas podemos citar algunas variantes: en una moneda
las orlas que rodean al castillo y al león e reducen considerablemente;
en otra aparece un circulito encima de la torre derecha del castillo
y otro -de forma totalmente arbitraita- en medio de la N correspondiente
a la leyenda del reverso; finalmente, en una tercera variante, este
circulo lo vemos también encima del león.
Las 31 monedas de la ceca de Cuenca pueden describirse
de la siguiente manera. Anverso: F REX CASTELLE. Castillo de tres torres
con puerta en el cuerpo central, el cual aparece coronado por tres almenas,
mientras que los laterales tienen sólo dos; está dentro
de una orla y debajo se encuentra la marca de la ceca. Todo ello rodeado
de una gráfila exterior. Reverso: ET LEGIONIS. León a
la izquierda dentro de gráfila. La cruz está separada
de la leyonda por dos puntos. El símbolo de la ceca se nos presenta
de tres formas diferentes: 8 piezas llevan cuenco sin pie, 16 cuenco
con pie y 6 la letra C; en estas últimas monedas las gráfilas
son de puntos. Finalmente es necesario destacar una moneda con un cáliz
y una C invertida debajo del castillo, que aparece dentro de una grafila
discontinua; esta pieza nos permite afirmar con bastante seguridad que
la letra C es el símbolo de la ceca de Cuenca en tiempo de Fernando
IV o Fernando III, según la atribución que se acepte para
estos novenes. Si consideramos que la letra C aparece sola en las monedas
de Alfonso VIII, Fernando III o Fernando IV y Enrique IV, se podría
dudar de que correspondieran a Cuenca; pero tras la moneda citada y
teniendo en cuenta que en las piezas de Enrique III, Enrique IV y los
Reyes Católicos aparecen el calíz y la letra C, creemos
que esta atribución no ofrece ninguna duda.
Trece son los novenes de la ceca de La Coruña.
Anverso: F REX CASTELLE. Castillo de tres torres, la central de mayor
altura y con tres almenas y las laterales con dos. Entre la orla que
rodea el castillo, debajo del cual aparece la venera como símbolo
del taller, y la gráfila exterior esta la leyenda citada. Reverso:
ET LEGIONIS. León a la izquierda dentro de gráfila. La
cruz está encuadrada por tres puntos a cada lado. Como variantes
hay que citar: tres piezas tienen las orlas que encierran al castillo
y al león muy reducidas y en siete aparece la letra F de la leyenda
del anverso entre tres puntitos.
Al igual que en la ceca de Burgos, en las 63 monedas de
Sevilla hay que distinguir dos grupos, que se diferencian por la inscripción
del anverso. Una sola pieza pertenece al primero, llevando en el anverso:
F REGIS CASTELLE, con el castillo tradicional de tres torres, la central
más alta y con tres almenas, mientras que las laterales sólo
llevan dos; debajo aparece la S, símbolo de la ceca. Todo rodeado
de gráfila. Reverso: ET LEGIONIS. Leon a la izquierda dentro
de gráfila. En el segundo grupo, formado por las 62 monedas restantes,
el epígrafe del anverso es: F REX CASTELLE; todo lo demás
es paralelo, en cuanto a tipología se refiere, a la moneda descrita
como del primer grupo. Sin embargo, cabe destacar el hecho de que la
S se acomoda al exergo, apareciendo numerosísimas variantes,
tantas como monedas, pues los extremos de la S quedan reducidos a triángulos
que en muchos casos se separan de la letra propiamente dicha y la encuadran.
Las 49 monedas del taller toledano repiten los tipos anteriores.
Anverso: F REX CASTELLE. Castillo de tres torres con tres almenas cada
una en 19 ejemplares, mientras que los restantes tienen tres almenas
en la torre central y dos en las laterales. Debajo del castillo aparece
la letra T, inicial de la ceca. Reverso: ET LEGIONIS. León a
la izquierda dentro de una orla, entre ésta y la gráfila
aparece la leyenda citada.
Con tres puntos en el exergo, muy posiblemente símbolo
de ceca, cuya identificación no se conoce, tenemos 72 monedas.
Anverso: F REX CASTELLE. Castillo con tres torres, la central más
alta que las laterales, dentro de una orla circular. Todo ello rodeado
por la gráfila exterior. Reverso: ET LEGIONIS. León a
la izquierda dentro de gráfila; entre ésta y la exterior
se desarrolla la inscripción. De todas estas piezas, 50 tienen
tres almenas en las tres torres del castillo, cuya puerta la forma un
arco circular, en algunos casos de herradura. Las restantes monedas.
hasta 72, llevan tres almenas en la torre central del castillo, cuya
entrada la forma un dintel en tres ejemplares, un arco en otros tres,
dos con doble arco, tres sin puerta y uno ilegible.
Finalmente, con la leyenda F REX CASTELLE en el anverso
hemos de citar dos monedas que, en el lugar del símbolo de la
ceca, llevan tina estrella de seis puntas y dos puntos verticales, respectivamente.
El número de las ilegibles asciende a 22, siendo todas ellas
de una tipología similar a las descritas; pero que no hemos podido
identificar con una ceca determinada.
El estado de conservación de las últimas
372 monedas analizadas es relativamente bueno; pero es preciso destacar
que la mayor parte de ellas aparecen concrecionadas y algunas muy gastadas,
prueba de una circulación intensa, como lo demuestra el hecho
de ser las más numerosas del depósito. El brillo de la
plata ha desaparecido por completo, apareciendo el color rojizo del
cobre, tan característico. Pese a todo, la totalidad de las monedas
puede leerse y se identifican fácilmente, salvo las 22 catalogadas
como ilegibles porque el símbolo de la ceca está borroso;
sin embargo, aún en estas, pueden verse los símbolos y
las leyendas.
Pertenecientes a Alfonso XI aparecieron en el tesorillo
316 novenes, siendo, junto con los atribuidos a Fernando III o Fernando
IV, los más abundantes del hallazgo; por esta razón vamos
a ordenarlos por cecas y dentro de cada una de ellas a estudiar sus
variantes. El taller de Burgos está representado por 107 monedas,
el de La Coruña por 18, León por 99, Sevilla por 7, Toledo
por 84 y, finalmente, una pieza con una estrella de cinco puntas en
el lugar correspondiente al símbolo de la ceca.
Los 107 novenes de Burgos pueden dividirse en dos grupos,
teniendo en cuenta el número de almenas de las torres del castillo
que aparece en las monedas. El primero está integrado por 53
piezas que pueden describirse como sigue. Anverso: AL-REX-CAS-TELL-E.
Castillo con tres torres, la central con tres almenas y más alta
que las laterales, las cuales sólo tienen dos, dentro de dos
cuadrados: el interior de línea continua y el exterior con puntos.
Debajo del castillo la letra E, símbolo de la ceca. Todo ello
rodeado por gráfila.Reverso: E-T-LE-GIO-NIS-B. León rampante
a la izquierda, dentro de un cuadrado de iguales características
que el del anverso, salvo que en el ángulo inferior izquierdo
tiene un punto. Todo ello rodeado por gráfila. Como dato interesante
conviene destacar que la letra E, inicial del taller acuñador,
aparece, no sólo debajo del castillo, sino también a la
izquierda de la cruz del reverso. De los 53 novenes, citados como del
primer grupo, cabe señalar que 6 de ellos no llevan punto en
el ángulo inferior izquierdo del cuadrado del reverso y uno tiene
un aspa. El segundo grupo está compuesto por 54 monedas, teniendo
las mismas características que las anteriores, pero variando
en el número de almenas de las torres del castillo, aquí
la central tiene cuatro y las laterales tres. Dentro de este segundo
conjunto se pueden hacer tres subgrupos: 48 monedas llevan aspa en el
ángulo inferior izquierdo del cuadrado del reverso, 5 no llevan
nada y en una sola aparece una estrella de cinco puntas.
Dieciocho son los novenes del taller de La Coruña,
que tipológicamente no se diferencian apenas de los de Burgos,
salvo que en 9 de ellos no se repite el signo del taller -la venera-
a la izquierda de la cruz del reverso, motivo por el cual la separación
de las palabras de la leyenda cambia, quedando: E-TLE-GIO-NI-S. Estas
9 piezas tienen el típico castillo con tres almenas en la torre
central y dos en las laterales, mientras que las nueve restantes, en
las que el símbolo de la ceca se repite delante de la cruz del
reverso, tienen tres almenas en las tres torres.
Los 99 novenes de la ceca de León se pueden distribuir
en dos grupos. atendiendo al numero de letras de la leyenda del anverso.
Al primero pertenecen 62 piezas, en cuyo anverso aparece: AL-REX-CAS-TEL-E,
rodeando al tradicional castillo, encerrado dentro de un doble cuadrado,
como el de la ceca de Burgos; sus torres laterales -la de la derecha
con un circulito encima- tienen dos almenas y la central tres. Reverso:
E-TLE-GIO-NIS-L. León rampante a la izquierda dentro del doble
cuadrado, en cuyo ángulo inferior izquierdo aparece un circulito.
El segundo grupo está formado por las 37 piezas restantes, llevando
en el anverso la inscripción: AL-REX-CAS-TELL-E y el castillo
con cuatro almenas en la torre central y tres en las laterales. La inicial
de la ceca, que aparece debajo del castillo, se repite a la izquierda
de la cruz del reverso, el cual coincide con el descrito para el primer
grupo. Sin embargo, una moneda lleva un círculo encima de cada
una de las torres laterales del castillo y otra carece de ellos, mientras
que las demás monedas de este segundo grupo llevan el círculo
encima de la torre lateral derecha del castillo.
Sólo 7 monedas pertenecen a la ceca sevillana.
Anverso: AL-REX-CAS-TELL-E. Castillo con dos almenas en cada torre,
debajo del cual aparece la inicial de la ceca; todo ello dentro del
cuadrado tradicional. Alrededor se desarrolla la leyenda citada, limitada
por la gráfila exterior. Reverso: E-TLE-GIO-NIS. León
rampante a la izquierda dentro del doble cuadrado. Todo rodeado por
gráfila. En ninguna de estas monedas aparece el símbolo
de la ceca a la izquierda de la cruz del reverso; en cambio vemos en
ese lugar signos diversos: 4 ejemplares llevan dos aspas, 2 una estrella
de ocho puntas y 1 una flor; este último novén lleva la
inicial de la ceca, no debajo del castillo, sino encima de la torre
derecha.
Las 84 monedas de la ceca toledana se diferencian poco
tipológicamente de las anteriores. En el anverso, como en la
ceca de León, aparece la leyenda: AL-REX-CAS-TEL-E y el típico
castillo, dentro de doble cuadrado, con tres almenas en la torre ventral
y dos en las laterales, rematadas por bolas en 59 piezas, mientras que
en las 25 restantes dichas almenas son sencillas, apareciendo en una
de estas monedas tres puntos sobre la torre central del castillo. La
inicial del taller ocupa el lugar de la puerta de la fortaleza, siendo
esto muy característico del taller toledano. El reverso no ofrece
diferencias en las 84 monedas, La inscripción: E-TLE-GIO-NIS-T
repite la inicial de la ceca, y el león, dentro del doble cuadrado
tradicional, es pasante a la izquierda en 15 piezas de las 59, mientras
que en todas las demás es rampante. Todo ello dentro de gráfila.
Finalmente de Alfonso XI tenemos una moneda cuya tipología
es similar a las anteriores; pero hemos de destacarla porque lo que
pudiera ser símbolo de ceca -una estrella de cinco puntas- va
debajo del castillo y a la izquierda de la cruz del reverso, Su descripción
es idéntica a la que hemos hecho al hablar de Toledo, salvo en
que las almenas son sencillas y que el castillo está rodeado
por un solo cuadro de puntos.
Las monedas de Alfonso XI, que hemos analizado, son las
mejor conservadas del depósito. Todas han sido leídas
y catalogadas sin dificultad; pero aparecen concrecionadas y el brillo
de la plata ha desaparecido en gran parte, sobre todo en los relieves.
A pesar de todo, su conservación es buena, denotando un período
circulatorio no muy largo; aunque en el momento de esconderse el tesorillo
debían estar en el máximo de su difusión. El color
rojizo del cobre, que tan a la vista aparecía en las piezas de
Fernando III o Fernando IV, ya estudiadas, no se ve apenas en estos
novenes. Finalmente hay que destacar que las monedas peor conservadas
son las pertenecientes a la ceca de Sevilla.
En el tesorillo que estudiamos tan sólo aparece
una pieza extranjera. Se trata de un "cuento para contar"
portugués, del tiempo de Alfonso III (1248-1279), quien, habiéndolos
conocido en Francia, introdujo su uso en Portugal. La función
de estas piezas consistía en sustituir las monedas corrientes
en el cálculo mecánico. En el anverso aparece una cruz
que se ensancha por los extremos, llevando un punto entre cada uno de
sus brazos, todo ello dentro de un círculo, alrededor la leyenda
OST
, prácticamente ilegible. El reverso presenta
cinco escudos con dos puntos cada uno y quizás la leyenda PORTUGAL,
característica de los dineros de este reinado.
Los hallazgos de piezas extranjeras, especialmente francesas,
realizados en tesorillos medievales, suelen ser frecuentes, sobre todo
en las proximidades del Camino de Santiago. Sin embargo, por primera
vez en un atesoramiento castellano aparece un "cuento para contar"
portugués. En Santo Domingo de la Calzada y Pamplona las monedas
extranjeras se mezclan con las españolas, mientras que en el
barrio burgalés de "El Capiscol", Castrojeriz y en
otro hallazgo realizado en la provincia de Orense las piezas extranjeras
aparecen solas. Esto quiere decir que el numerario extranjero debió
circular durante un cierto tiempo en Castilla, aunque en pequeña
proporción, como se deduce de los hallazgos, y en una zona muy
concreta, vinculada al Camino de Santiago.
Así pues, como dijimos al comienzo de este trabajo,
en la clasificación de las monedas hemos tenido en cuenta las
nuevas teorías; aunque siempre hayamos hecho referencia a la
ordenación de Heiss, por ser ésta, aún en la actualidad,
la que se sigue frecuentemente.
Cuando Heiss estudió las monedas hispanocristianas se encontró
con un problema: la letra F, por la cual empieza la leyenda del anverso
de algunos de los dineros hallados, indica que fueron emitidos por un
rey de Castilla y León, cuyo nombre llevaba aquella inicial después
de la unión de las dos coronas. No pudiendo ser de Fernando V
porque su nombre aparece junto con el de Isabel en las monedas castellanas,
hay que pensar en Fernando III o Fernando IV. De este último
rey, según Heiss, no pueden ser porque a éste le adjudica
los dineros inciertos cuyos castillos y leones aparecen dentro de ocho
o siete semicírculos respectivamente, ya que esta orla lobulada
se encuentra por primera vez en Castilla en un sello de ceca de la reina
Doña Constanza, mujer de Fernando IV; por otra parte, los ocho
semicírculos se ven en las monedas de los sucesores de Fernando
IV, mientras los dineros de Alfonso X son iguales a los atribuidos a
su padre Fernando III. Por todo esto, según Heiss, los dineros
con la leyenda F REX CASTELLE ET LEGIONIS son de Fernando III. Frente
a estas teorías, D. Pío Beltrán, basándose
en los hallazgos y en la comparación de las piezas que Heiss
atribuye a los dos Fernandos, cree que indudablemente se trata de los
vellones de Fernando IV. De esta misma opinión es D. Felipe Mateu
y Llopis quien pone de relieve que, según la Crónica de
Alfonso X, los reinos de León y Castilla tuvieron monedas independientes
hasta el Rey Sabio; esto mismo se consigna en el Ordenamiento de Cuéllar,
dado por Sancho IV siendo infante.
Por lo tanto, de todo lo dicho se presenta un problema,
porque si las monedas que Heiss atribuye a Fernando III pasan a ser
de Fernando IV, las piezas anónimas con la leyenda: MONETA CASTELLE
ET LEGIONIS, atribuidas por el citado autor a este último rey,
como hemos visto antes, han de clasificarse de otra manera. D. Pío
Beltrán, mediante el estudio de los hallazgos y monedas de Alfonso
X, demuestra que son de este rey los vellones que llevan la inscripción:
ALF REX CASTELLE ET LEGIONIS alrededor del castillo y león dentro
de gráfila. Analizando un hallazgo de moneda de vellón
castellana, procedente de la ribera izquierda del Ebro, frente a Gallur,
el citado autor observa que esta integrado por millares de dineros como
el descrito, y entre ellos un seis o un ocho por mil de las monedas
anónimas con MONETA CASTELLE ET LEGIONIS, lo cual indica que
estas dos clases de monedas son consecutivas, por lo que estas últimas,
atribuidas por Heiss a Fernando IV son de Alfonso X o Fernando III;
sin embargo, por sus analogías con las doblas alfonsíes
-cuya tipología es muy similar a las anónimas, puesto
que aparece en el anverso el castillo dentro de una oria de ocho lóbulos
y en el reverso el león encuadrado en una de siete- el citado
autor y también Mateu y Llopis se inclinan a creer que pertenecen
a Alfonso X.
De todos los hallazgos de tesorillos medievales que conocemos
ninguno debió de ocultarse en tiempo de Alfonso XI. Algunos (véase
el mapa adj unto), como Castrillo de Matajudios, Gallur, Astudillo ,
Las Casas y otro en el Sur de España, se escondieron en tiempo
de Alfonso X; otros debieron soterrarse posiblemente bajo el reinado
de Sancho IV, entre ellos cabe citar el de San Martín de Valdeiglesias
-en el que aparecen monedas de Fernando III o Fernando IV, por lo que,
aceptando la ultima atribución, ha de fecharse la ocultación
en su reinado-, el de Toledo y otro en la provincia de Burgos. En tiempo
de Pedro I debieron enterrarse los de Briviesca, Muñó
25 y Burgos 26, y en el de su hermano Enrique II los de Fuentidueña
27, Quintanilla de la Colina 28 y Guarrate 29. Más adelante,
en tiempo de Juan I, los de Palacio de la Galiana 30 y Guadalajara 31;
finalmente, bajo Enrique III, los de Osma 32, San Pedro Samuel 33 y
Ordejón de Abajo 34. Vemos, pues, que ninguno de los depósitos
citados fue escondido durante el reinado de Alfonso XI.
Comparando cuantitativamente el hallazgo de Valdunquillo
con los otros atesoramientos citados, vemos que ocupa el quinto lugar
por lo que se refiere al número de monedas halladas, pues sólo
el de Palacio de la Callana con 5.000 piezas, Toledo con unas 3.000,
otro del Sur de España con 995 y Guadalajara con 787 lo superan.
Como dato estadístico es preciso señalar que en Valdunquillo
aparecen, prescindiendo de la ordenación por los reyes que acuñaron
las monedas estudiadas y fijándonos sólo en las cecas,
230 monedas acuñadas en Burgos, 135 en Toledo, 101 en León,
72 en Sevilla, 72 con tres puntos, 32 en Cuenca, 31 en Coruña,
2 en Murcia, 1 en Avila y el resto sin identificar.
Aparte de las consideraciones citadas, un problema se
presenta como fundamental: la fecha de la ocultación del tesorillo.
Las monedas más recientes de este depósito son novenes
de Alfonso XI, por lo cual, dado que no aparecen monedas de Pedro I
ni de otro rey posterior, es lógico pensar que entre 1312 y 1350,
periodo que abarca el reinado de aquel rey, debieron ocultarse los vellones
que entudiamos. Según la Crónica de este reinado, fue
en 1330, año veintiuno de aquél, cuando el rey "mandó
labrar moneda de novenes 3 cornados de la ley e de la talla que mandó
labrar el rey don Fernando su padre". Por lo tanto, la acuñación
de esas monedas de Alfonso XI se llevó a cabo en los últimos
veinte años de su reinado. La ordenación cronológica
de sus vellones está bastante definida , abarcando desde los
dineros novenes de castillo y león dentro de un doble cuadrado
-que son los que aparecen en Valdunquillo- y los cornados con busto
de perfil y tipo de los de Sancho IV: seguidos estos del nuevo de cabeza
con gráfila y aquellos de los de cinco arcos coetáneos
al sitio de Algeciras, hasta culminar con los cornados del busto de
frente, posteriores a su conquista y ultimo numerario de Alfonso XI.
Así pues, la ocultación del tesoro de Valdunquillo
debió tener lugar entre 1330 y 1350, fecha de la muerte do Alfonso
XI y, por tanto, del final de sus acuñaciones. El hecho de que
no existan en el atesoramiento los cornados con busto de perfil y tipo
de los de Sancho IV, ni los que llevan la cabeza con gráfila
dentro de cinco arcos coetáneos al sitio de Algeciras ni los
posteriores a la conquista de esta ciudad en 1344 -los cornados con
busto de frente-, nos hace suponer que la fecha de la ocultación
bien puede fijarse hacia 1340; aunque, de todas formas, creemos que
se llevarla a cabo antes de la terminación del reinado de este
monarca, pues de su hijo y sucesor Pedro I no figura ninguna moneda
en el atesoramiento que estudiamos, siendo frecuentes los tesorillos
enterrados en su época, como los de Burgos, Briviesca y Muñó,
o la aparición de sus monedas en algunos depósitos soterrados
posteriormente, como Fuentídueña, San Pedro Samuel, Osma,
Guarrate, Palacio de la Galiana y Guadalajara, todos ellos citados en
el presente trabajo.
[1] Durante los viajes
que han realizado por la provincia los Dres. PALOL y WATTENBERG, para
la elaboración de la Carta Arqueológica, descubrieron
el hallazgo del tesorillo y lo adquirieron para el Museo Arqueológico
de Valladolid, cediéndome el lote de monedas para su estudio.
Otro tesorillo inédito, que conocemos por el Dr. WATTENBERG es
el de Berrueces del Campo (Valladolid). Al parecer se trata de un depósito
de vellones castellano, actualmente en poder de un coleccionista de
Sevilla que no hemos podido localizar,
[2] De las 703 monedas aparecidas
ingresaron en el Museo Arqueológico 616, 13 se conservan en el
monetario de la Cátedra de Arqueología de la Universidad
y las restantes fueron adquiridas por el general Don Esteban Collantes,
quien amablemente nos permitió estudiarlas.
[3] MATEU y LLOPIS, F., La moneda
española, Barcelona, 1946.
[4] BELTRÁN, P., La gran dobla
de Fernando el Santo, Anuario del Cuerpo Facultativo de Archiveros,
Bibliotecarios y Arqueólogos, Madrid, 1934, vol. II. p. 129 y
ss.
[5] HEISS, A., Descripción
general de las monedas hispanocristianas desde
la invasión de los árabes, Madrid, 1865, vol, I, p. 35
y ss.